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Staffa y la cueva de Fingal

Hay islas raras y después está la isla de Staffa. Es completamente plana y apenas levanta 42 metros sobre el nivel del mar, pero sus acantilados poco tienen de normal. Los hexágonos de basalto cubren de forma caprichosa todos los flancos de la isla: por un lado son una pared inclinada que se hunde en el mar; por otro forman diferentes niveles, como si fueran escaleras; y por otro forman suaves curvas, pareciendo los hexágonos volcánicos un montón de suaves gominolas. Como ya habrás supuesto, la peculiaridad de la Isla de Staffa se debe a su origen volcánico, pero a parte de estar formada a base de hexágonos negros, guarda muchas otras sorpresas.





Sanguijuela indestructible

Hay pocas criaturas pueden salir con vida de un baño en nitrógeno líquido a una temperatura de 196ºC bajo cero. El líquido interior de las células se congela y se expande, rompiendo así las paredes celulares y causando la muerte de casi cualquier ser vivo.

En la Naturaleza hay pocos afortunados que puedan salir airosos de este incómodo y gélido trance. Algunas especies de tardígrados o incluso las larvas de una especie de mosca Drosophila habían conseguido sobrevivir algunos minutos, pero casi nunca más de una hora.

Por eso para los biólogos japoneses que han publicado esta semana un estudio en PLoS ONE ha sido una enorme sorpresa encontrarse con una especie que ha batido todos los records habidos y por haber.

Su nombre científico es Ozobranchus jantseanus, una pequeña sanguijuela que vive como parásito de algunas clases de tortugas y, ante la desconcertada mirada de los autores de la investigación, ha resultado ser la campeona mundial de resistencia al frío.


En el experimento de estos investigadores de la University of Marine Science and Technology de Tokyo estas duras sanguijuelas han soportado hasta 24 horas con vida sumergidas en nitrógeno líquido a -196ºC y aún más, porque han sido capaces de sobrevivir hasta 32 meses a temperaturas de -90ºC.

Y todo esto sin preparación o aclimatación previa ya que han salido indemnes de casi cualquier prueba de frío a las que han sido sometidas, incluyendo repetidas inmersiones en nitrógeno líquido de hasta doce veces seguidas.

Los biólogos no solo se encuentran desconcertados ante la altísima resistencia de la O. jantseanus sino que también están perplejos porque se trata de una sanguijuela que vive en aguas templadas y tropicales por lo que no se han enfrentado nunca a temperaturas tan bajas en su entorno natural.

Los investigadores deberán ahora estudiar para qué necesitan estas sanguijuelas de aguas cálidas una resistencia tan notable a las bajas temperaturas y, sobre todo, cómo lo consiguen y qué mecanismos celulares emplean para soportarlas.

Tras la publicación del estudio han surgido numerosas cuestiones que afectan a otras disciplinas y muchos otros científicos se han interesado por ellas para buscar respuestas y ayuda extra en campos tan apasionantes como el de la criogenia.

Invernadero bajo tierra (Walipini)

Los Walipini son una gran alternativa, eficiente y económica, para poder producir alimento durante todo el año, incluso en los lugares más fríos.

Usualmente, para crecer comida en climas fríos y extender las temporadas de crecimiento se necesita algún tipo de invernadero. El problema es que normalmente los invernaderos son muy caros para construir y calentar durante el invierno. Una alternativa mucho más accesible y efectiva es el walipini (una palabra amayara hindú para “un lugar cálido”), también conocido como invernadero subterráneo o agujero.

Desarrollado por primera vez hace veinte años para las regiones montañosas frías de Sudamérica, este método permite que los agricultores mantengan un jardín productivo todo el año, incluso en los climas más fríos.

Lo increíble del walipini es que combina los principios de calentamiento solar pasivo con una estructura protegida por la tierra. La manera de hacerlo es muy simple:

El Walipini, en términos simples, es un hoyo rectangular en la tierra con dos o tres metros de profundidad, cubierto de una manta de plástico. El área más larga del rectángulo da al sol de invierno (al Norte en el hemisferio sur y al Sur en el hemisferio norte). Una pared gruesa de tierra presionada en la parte de atrás de la estructura y una pared mucho más chica al frente proporcionan el ángulo correcto para el techo de plástico. Este techo sella el hoyo, proporciona un espacio de aire aislado dentro de las dos capas del plástico y permite que los rayos del sol penetren, creando un ambiente cálido y estable para el crecimiento de plantas.

La Red está repleta de manuales para construir uno de estos, que es sin duda la manera más eficiente y económica de tener producción alimenticia todo el año. De acuerdo con el Instituto Benson (quienes proporcionan un manual), el costo de uno de estos es de $250 a $300 dólares.

¿Por qué el agua sube cuando dejamos caer en caída libre un objeto?

Cuando se deja caer una piedra en el agua, al hundirse se crea una cámara de aire por encima de la misma al principio de su descenso. La presión del agua que la rodea hace que esta cámara se comprima en una forma parecida a un reloj de arena y finalmente el aire sale despedido provocando un chorro de agua final que en ocasiones puede alcanzar alturas que superan la altura inicial de la piedra.


Los científicos para estudiar lo que pasaba cuando un objeto sólido caía al agua prepararon un dispositivo que consistía en un disco de 2 cm de radio sujeto a un dispositivo que tiraba de él hacia abajo a una velocidad constante de un metro por segundo. Llenaron el tanque donde se encontraba el agua con humo, para poder visualizar mejor el fenómeno, y luego usaron un láser que iluminaba la escena y una cámara de alta velocidad para grabar el experimento. Lo que se está viendo son tres momentos de la bajada del disco a través del agua. En la primera foto se crea un cavidad simétrica respecto a la dirección de bajada que se llena con el humo. En la segunda foto, puede ver como la presión del agua hace que esa cavidad tome una forma parecida a un reloj de arena. Finalmente, en la tercera foto, la cavidad colapsa y el humo es expulsado hacia arriba.

La foto es una composición entre los datos que se obtuvieron con el láser y las fotografías realizadas con la cámara. El color naranja corresponde a los datos obtenidos con el láser. Lo importante de estas fotos es que la forma que adquiere la cavidad se asemeja a una tobera de Laval.

Con una tobera de este tipo se pueden acelerar los gases que pasen por ella y, en este caso, la presión del agua sobre la cavidad provoca esta forma y un efecto parecido. Así que los investigadores se dedicaron a hacer modelos matemáticos que les permitieran obtener los resultados que habían visualizado mediante el experimento.
En la gráfica principal puede ver una línea roja, que representa la velocidad a la que sale el aire de la cavidad. En azul puede ver la presión ejercida sobre la cavidad. En esta gráfica se ve cómo con una presión solo un 2% superior a la ambiental, el chorro puede salir a más de 300 metros por segundo, llegando incluso a velocidades supersónicas. En la gráfica pequeña puede ver la comparativa entre los resultados experimentales (rombos negros) y el modelo matemático que realizaron los científicos.

Imágenes del cambio climático tomadas por la NASA

La NASA acaba de publicar una serie de fotografías tomadas desde satélites en las que se muestran los espectaculares cambios acaecidos en las últimas décadas en diversas partes del globo. Aunque algunos de estos cambios son producto de las poderosas fuerzas de la naturaleza, la mayoría de ellos son debidos a la acción directa o indirecta del hombre. Y todos estos cambios son una muestra evidente de la fragilidad de este planeta, el único en el que podemos vivir, por lo que por la cuenta que nos trae deberíamos protegerlo de la mejor manera posible.















Cinco de los trabajos más miserables que pueden existir

Mula humana en un volcán. Cada día, por unas miserables monedas, decenas de hombres ascienden al volcán indonesio Kawah Ijen para, asfixiados por fumarolas tóxicas, arrancar enormes bloques de azufre de sus entrañas. Suben al volcán entre cantos y toses, pero descienden cargados como mulas, incluso con más de 100 kilogramos de mineral deformando sus espaldas. En una escena de la película 'Workingman’s Death', un minero, posiblemente de farol, le cuenta a otro cómo besó a una mujer francesa que acababa de conocer: “Tenía la nariz sucia por los vapores del azufre, pero me dejó besarla. Fue muy agradable”. Cada vez más turistas llegan al volcán para hacerse fotografías con sus mulas humanas.

Matarife en una ciudad petrolera. El nigeriano Isaac Mohammed se levanta cada día a las cinco de la mañana para acudir al matadero de su ciudad a degollar cabras y vacas. Trabaja en el mercado de carne de Port Harcourt, una ciudad del delta del río Níger en la que conviven la pobreza extrema con la ostentación de las petroleras occidentales, como Shell. Durante su jornada, los matarifes arrastran pesadas cabezas de vaca por el barro para llevarlas a la hoguera, donde serán cocinadas para su venta. Y al final del día, si no se han llevado la cornada de un cebú, muchos completan su miserable sueldo con otros trabajos, como conducir una moto-taxi.











Desguazador de petroleros. Muchos pastunes, principal grupo étnico de los talibanes, son pobres. Por eso acaban buscándose la vida en lugares como Gaddani, un puerto de Pakistán convertido en cementerio para miles de barcos gigantescos. En Gaddani, miles de trabajadores desguazan buques de mercancías y petroleros para convertirlos en placas de acero. “Un paso en falso y es una caída de 80 metros. O se te cae un trozo de acero en la cabeza. O el aceite y los gases residuales se inflaman. Tenemos siempre presente la muerte”, explica un trabajador en 'Workingman’s Death'. Trabajan durante un año y después, con suerte, podrán volver durante un mes a sus casas. “La paga nunca ha sido suficiente, ni entonces, ni ahora”, lamenta un hombre que trabaja en el desguace desde 1991. “Alá nos ha encomendado esta tarea”, proclama otro.


Trabajador del metal en China. La provincia de Liaoning, en el noreste de China, acoge algunos de los mayores altos hornos del país y del mundo. Mientras Alemania convierte sus antiguas fundiciones en parques temáticos para niños, como ha hecho la ciudad de Duisburgo con sus gigantescas acerías cerradas en 1985, China hace el movimiento contrario y expande sus altos hornos para suministrar hierro y acero al mundo. En las fundiciones, los obreros chinos trabajan de sol a sol en condiciones penosas, como hacían los empleados de Duisburgo hace más de medio siglo.

Minero en la ratonera nevada. “Tenemos miedo siempre. Un derrumbe de 10 centímetros y se acabó. No hay forma de sacarnos de aquí”, confiesa un minero ilegal ucraniano en la película de Michael Glawogger. Junto a otros compañeros de la cuenca del Donbás, busca carbón en filones a los que sus abuelos llamaban “ratoneras”. Fuera de la mina, las mujeres cargan el carbón entre la nieve, hasta dos toneladas al día cada una. Ante la cámara, los mineros se burlan de Alekséi Stajánov, el famoso minero convertido en 1935 en un ídolo por la propaganda soviética tras extraer más de 100 toneladas de carbón en una sola jornada. “A nosotros no nos impulsa el entusiasmo. Aquello fue un circo”.

Los rayos y los por los aerogeneradores


Los aerogeneradores “emiten” rayos (o relámpagos) hacia arriba. Estas descargas eléctricas se producen a intervalos regulares conforme rota la turbina. Además, lo pueden hacer a decenas de kilómetros de distancia de una tormenta activa.
Los álabes de la turbina eólica envían descargas eléctricas hacia arriba de forma sincronizada con su rotación. Para ello se requiere que haya condiciones de tormenta, aunque no es necesario que muestre aparato eléctrico. La rotación de las turbinas de viento provoca cambios en el campo eléctrico de las nubes con carga electrostática que dan lugar a concentraciones locales que actúan como puntos de inicio para la formación de una corriente (el rayo).


Un rayo es una descarga de electricidad estática producida por una tormenta eléctrica; aunque puede alcanzar una corriente de 250 kA, lo habitual son unos 30 kA. El rayo viene acompañado de una emisión de luz (relámpago) y por un sonido (trueno). En los aerogeneradores de los campos eólicos se observan dos tipos de rayos, los que caen sobre las turbinas (rayos hacia abajo) y los que se emiten desde las turbinas (rayos hacia arriba).


Los rayos hacia arriba son desencadenados por la propia turbina de viento en la presencia de un nube de tormenta. Un rayo ascendente se inicia cuando la cuchilla del aspa en rotación golpea el aire de una nube de baja altura que tiene mucha carga electrostática. Se produce un pequeño canal ionizado en el aire, llamado “líder ascendente” (stepped leader), que induce la formación en la nube de un canal descendente (llamado “streamer”) cuyo contacto mutuo genera el canal conductor que da lugar al rayo. El fenómeno es típico de los campos eólicos en zonas costeras o en regiones montañosas. La concentración del campo eléctrico en un punto, provoca una descarga eléctrica de unos 10 kA de corriente que se dirige hacia arriba.


Se han diseñado múltiples sistemas de protección (pararrayos) para las turbinas eólicas (esta figura muestra cuatro opciones). Estos sistemas son menos eficaces con los rayos hacia arriba (ascendentes) que con los convencionales (descendentes). Los problemas más graves se dan en los parques eólicos en alta mar, debido a las dificultades para acceder a las turbinas dañadas por rayos. Hay mucha investigación en curso para resolver este problema.

Esta figura muestra los daños provocados por un rayo en la punta de un álabe.

¿Es malo para la salud comerse los mocos?



Entre los niños es frecuente encontrar mucófagos. No son criaturas maléficas que chupan la energía espiritual de los padres (o no del todo), sino personas que ingieren mocos. También hay algunos mucófagos entre los conductores de coches, sobre todo después de una larga espera frente al semáforo en rojo y una concienzuda labor de sondeo nasal.

Con todo, hurgarse la nariz no lleva aparejado necesariamente comerse los mocos. Según un estudio llevado a cabo entre los ciudadanos del estado de Winconsin, en Estados Unidos, y publicado en el Journal of Pscyhiatry en 1995, el 91 % de los sujetos admitió que se hurgaba la nariz habitualmente, pero sólo un 8 % confesaba ingerir lo que se sacaba de ella. Mientras que un 22 % de los encuestados lo hacía de dos a cinco veces al día, un 1 % se hurgaba compulsivamente, lo que médicamente se conoce como rinotilexomanía.

También lo confirma otro estudio de 2001 que recibió el IgNobel, llevado a cabo por Chittaranjan Andrade y B. S. Srihari entre alumnos de secundaria de Bangalore, en la India. Pero ¿es malo para la salud ingerir mocos?
El especialista en neumología Friedrich Bischingersugiere que incluso puede ser beneficioso hacerlo, tal y como explica Ken Jennings en su libro Manual para padres quisquillosos:
Él recomienda a sus pacientes hurgarse la nariz, sobre la base de que el dedo “llega a sitios inaccesibles al pañuelo y la nariz queda mucho más limpia”. ¿Y qué hay de comerse la prueba del delito? ¡Pues mejor aún! “Para el sistema inmune, la nariz es un filtro en el que se recoge gran cantidad de bacterias, y cuando esa mezcla llega a los intestinos, actúa igual que un medicamento. La medicina moderna intenta constantemente lograr lo mismo a través de métodos mucho más complejos. La gente que se hurga la nariz y se come los mocos obtiene una dosis natural de su sistema inmune. Y es gratis.
A pesar de todas estas afirmaciones, lo cierto es que no existe una explicación basada en datos científicos relevantes sobre los supuestos beneficios de la mucofagia en los seres humanos. Según algunos otorrinolaringólogos, esta conducta no está completamente explicada y se considera una conducta aprendida que es resultado de la mala educación de los niños y los adultos.

Según el Manual de Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, la mucofagia es un trastorno conductual o de comportamiento que no llega a ser considerado una patología, quedando fuera de los trastornos de alimentación y de los tipos de Trastornos Obesivo-Compulsivos.

En cualquier caso, comerse los mocos no reviste ningún problema para la salud. El moco está compuesto en un 95% por agua, un 3% de elementos orgánicos y 2% de minerales. Como elementos orgánicos, el moco está formado por numerosas proteínas, en particular mucina, albúmina, Ig, encimas y aminoácidos. La albúmina es la principal proteína plasmática que se encuentra en el moco.

Cada 20 minutos, la nariz segrega un líquido pegajoso que la mantiene húmeda y limpia. Los cilios, una especie de escobillas microscópicas, mueven el moco a una velocidad media de 6 milímetros por minuto. Los mocos verdes o amarillos pueden ser un indicio de infección bacteriana.